EL
PAIS
7
enero 2016
Así se ‘opera’ la nariz sin
pasar por el quirófano
Salomé García
Los pinchazos de ácido hialurónico
o bótox corrigen ciertos defectos, pero no sustituyen
a la cirugía.
¿Es posible lograr una nariz ideal sin pasar por el quirófano, sin postoperatorio, sin hinchazón ni moratones? Unas veces, sí, otras, no. Es la respuesta de la comunidad médica al autobombo del famoso doctor Simon Ourian. cirujano plástico titulado, es más conocido por ser uno de los magos de los pinchazos y los protocolos poco invasivos en Beverly Hills.
Para entendernos, la carnosidad de los labios de Jessica Alba y Kylie Jenner salió de sus jeringuillas de ácido hialurónico. No es que el doctor sea el único en practicar rellenos faciales, pero su clínica es una de las más codiciadas. Tanto como para tener su minuto de gloria en Keeping Up With The Kardashians cincelando con láser el trasero de Khloe mientras sus hermanas zampan cookies dentro de la consulta (eso sí, con las gafas protectoras oculares puestas). Con pacientes tan famosas no es de extrañar que Ourian cuente con 531.000 seguidores en Instagram. Y que cualquier tratamiento que él sugiera, sencillamente, lo pete.
Lo último es
la rinomodelación no quirúrgica (él la llama micro-droplet injection y la documenta
fotográficamente en la famosa red social). En 15 minutos, previa anestesia
local, con unos pinchazos de relleno a base de ácido hialurónico
elimina el valle existente entre el prominente caballete de su paciente y
Ahora llegan
los peros. Porque aunque Ourian
parece tirar de jeringuilla para reparar todo tipo de nariz, desde la
ligeramente respingona a aquella con un perfil digno de Mont
Blanc, sus colegas a este lado de los Pirineos se
muestran más cautos. “Rellenando con ácido hialurónico
se puede camuflar un caballete o levantar la punta de la nariz, pero no siempre
es la alternativa a la cirugía”, apunta el doctor Moisés Amselem.
De hecho, más que un primer recurso para arreglar una nariz poco agraciada,
este tratamiento suele ser el segundo plato para aportar el toque maestro tras
pasar el quirófano. Bien porque el cirujano no haya tenido una sesión muy
acertada con el bisturí o por pequeños defectos en la cicatrización. “Al ser
tan sutil, con unas gotas podemos reparar las pequeñas asimetrías o
irregularidades que aparezcan tras una rinoplastia”, advierte
La magia de la
jeringuilla, sin embargo, tiene límites. Si, como decía Quevedo, eres un hombre
(o una mujer) a una nariz pegada, olvídate de los pinchazos porque no van a
achicar un perfil tan prominente. Eso solo lo alivia el bisturí. Tampoco repara
un tabique torcido, ya se sabe, la razón por la que muchas misses
y famosos recurren al cirujano (jamás es por mejorar una napia
superlativa, que ellos nunca tienen nada de eso). Por si fuera poco, la propia
fisonomía interna del apéndice nasal determina el conservadurismo a la hora de
meterle mano, con jeringa o con bisturí. “La circulación sanguínea en la nariz
se distribuye de manera irregular. Cualquier intervención (y esto incluye
también la rinoplastia) puede comprometerla y dañar el cartílago, un tejido que
se regenera ya de por sí mal y es muy sensible a la falta de aporte sanguíneo”,
advierte el doctor José Vicente Lajo Plaza, director
del
Enchufar hialurónico a mansalva y a contrarreloj, tal como parece
sugerir Ourian, no parece lo más sensato. “Realizo
muchas de estas rinoremodelaciones en hasta cuatro
sesiones, incluso gota a gota. Se trata de un trabajo totalmente artesanal en
el que es importantísimo no excederse en la cantidad ni equivocarse en el
plano. Si se presiona un vaso y no circula la sangre, se puede necrosar el tejido irrigado por ese vaso y crear agujeros”,
recalca
Las doctoras
Mar Mira y Sofía Ruiz del Cueto, por su parte, en ocasiones echan mano del bótox para mejorar el aspecto de la nariz. “Del relleno se
encargan efectivamente el ácido hialurónico o la hidroxiapatita cálcica. Pero si, por ejemplo, queremos
relajar los músculos que deprimen la nariz, entra en juego la toxina botulínica
del tipo A. Es una técnica muy sencilla y prácticamente indolora, por lo que se
realiza en una sola sesión y sin anestesia. Los resultados se aprecian a los 3
o 4 días y duran de